"La
juventud ha de ir a lo que nace, a crear, a levantar a los
pueblos vírgenes, y no estarse pegada a las faldas de la ciudad
como niñotes que no quieren dejarle a la madre el seno." José Martí.
pueblos vírgenes, y no estarse pegada a las faldas de la ciudad
como niñotes que no quieren dejarle a la madre el seno." José Martí.
Sólo la ecuanimidad
posee la cualidad facultativa para condenar, jamás podría tener tal facultad un país donde ésta, es la más
elemental carencia; en una nación que sostiene en su opulencia la injusticia de
los crímenes más sentidos de la humanidad.
En tal sentido, en un
país erguido sobre las bases más
pútridas de la injusticia humana, se puede deducir con facilidad hacia dónde se
inclina la balanza o en términos más joviales de qué lado está la pelota en la
arena mundial. Se conoce que este país
controla como potencia hegemónica la mayor parte de la economía mundial, bajo
la política de la dictadura global, condenando los países en vías de desarrollo
a la exportación de materias primas a muy bajos costos en caso de carecer de
las mismas, sirviendo de enclave geográfico a las más avaras pretensiones
expansionistas de las trasnacionales financieras dentro del sistema imperialista burgués y ramplón que sumerge en
el atraso, las relaciones humanas y propaga la tecnología como un hecho aislado
de la naturaleza humana y no como su producto más acabado para el bienestar y
la austeridad del planeta.
Este basamento objetivo
de la realidad mundial como génesis de los disturbios sociales a escala
planetaria, fue necesario traerlo al dintel de este artículo para citar de
forma ilustrativa a un idealista semántico que pretendía reducir a simples imágenes
auditivas la lucha de los pobres contra el sistema de dominación mundial.
Decía
Stuart Chase, que todos los disturbios sociales, la lucha de clases, etc.…, se
deben a que los hombres se han inventado términos abstractos que nada real
quieren decir, como “Comunismo”, “Progreso”, “Nación”, “Trabajo”,
“Capital”, “Fascismo”, etc., presentándolos como fenómenos reales y han armado
por ellos toda clase de riñas, enemistades y luchas. Basta con dominar la
semántica “Verdad” y deshacerse de los términos antes citados y otros semejantes, que según Chase, son signos que a nada
corresponden en la realidad y al instante desaparecerá la lucha de clase y la
opresión del hombre por el hombre, se desvanecerá la amenaza de una hecatombe
revolucionaria y la sociedad llegará unida y armoniosa (1).
En su pueril idealismo,
Chase planteaba que el imperialismo y
sus lacayos venderían al mundo a través de los grandes medios de manipulación
mediática, cargando de reflejos condicionados la psiquis de toda la población
mundial, bajo la deprimente falsedad que se cierne sobre este planeta
televisado por el imperio a su conveniencia; de este modo, el imperialismo
combatía por la libertad contra el comunismo en aras del progreso de las
naciones trabajadoras, dentro del sano capital privado y contra el fascismo. En
fin sembraron, el reflejo que condicionaba una forma de pensar predeterminada
sobre una realidad desconocida. El
imperio atribuía un significado a su conveniencia dentro de sus más ávidos
intereses económicos.
Fue
así, que de jácara en jácara fueron sembrando el terror sobre el planeta;
cuando agotaban una jácara, aparecía otra y se componía una nueva oración que
anunciaba el preludio de otras matanzas. Una jácara les resultaba más
provechosa que otra, por ejemplo la del terrorismo.
El terrorismo. “El
terror esta en casa” así se escuchaba
decir a los voceros del imperio a la sociedad estadounidense en momentos cuando
se daba la auto agresión del país más rico del mundo y con más seguridad
militar del mundo, con un sistema de defensa que es objetivamente imposible, un
ataque de cualquier índole en el plano militar o mejor dicho por vías no
convencionales. De este modo se iniciaba
la jácara que se repetía constantemente por los medios de propagación
mediática. Pero no fue hasta los sucesos
del once de septiembre del 2002, que este tema vuelve al pináculo de la jácara
imperialista para ir a buscar los barriles explosivos de petróleo en Afganistán
e Irak, y clasificar con tal adjetivo a sus enemigos políticos adjudicándole
sus propios crímenes; de esta forma
tenemos terroristas y países que apoyan el terrorismo, además de que las
redes terroristas financian en reciprocidad absoluta los países que ponen en
peligro la seguridad mundial con armas nucleares, lo que les permite etiquetar
a sus enemigos políticos con esta
jácara, para luego atacarlos de forma
preventiva “todo sea por la seguridad del planeta”.
1. I Andréiev:
Problemas lógicos del conocimiento científico. Pág. 22
Escrito
por: Maestro Ambulante Eliezer Mora.
Equipo de
Redacción: Miguel González, Olga Espinoza.,
Mónica Barahona, Jorge Bonilla, Sonia Camacaro, Simón Bonilla, Anyelo
Cruces,Miguel Balaustren, Alexander Escobar.