domingo, 12 de agosto de 2012

Los muchachos y la militancia (ÚLTIMA PARTE)

Como en la oscuridad cual rayo destellante enmudece el ruido ajeno, asomaba Bolívar su rostro resplandeciente, militante, vigilante, altivo y combatiente. Esas eran algunas de las cualidades que se denotaban en tan profunda mirada, cuando fue mostrado ante toda la nación el rostro del forjador de nuestra identidad bolivariana. Llega al imaginario popular la convicción de que ante nuestros héroes, mártires y próceres; ni un minuto de silencio, ni una lagrima, sino toda una vida de combate militante es lo que debemos dedicar para honrarlos. Pues Bolívar es quien cimentó nuestra militancia revolucionaria, poco a poco nos fuimos descubriendo en el rescate de su historia. Los jóvenes que recorríamos la casa del camarada Escobar, martes a martes comprendimos que la realidad encontrada estaba inconclusa, es por ello que entre las paginas de la historia fuimos llenándonos de sueños unos mas unos menos, otros a penas percibían un incipiente patriotismo, pero en general el padre Bolívar sin duda fue el motor impulsor de nuestra conciencia revolucionaria.

Era doloroso para los vibrantes sentimientos de estos jóvenes, saber que alguien con tan grandes sentimientos de amor por el pueblo tuvo tantos enemigos, que desde la oscuridad intrigante escondían la felonía que asediaba el sueño patrio. Más doloroso fue darnos cuenta que estos enemigos de nuestro padre Bolívar. Tenían representantes en nuestra contemporaneidad, y que históricamente se agrupaban en una casta burguesa que conspiraba contra los sagrados intereses del pueblo, pues, su opulencia estaba dada por el oprobio en que habían mantenido a nuestro pueblo. Llegando a conspirar contra la existencia misma de nuestro libertador. Con tal de mantener a nuestro pueblo en la miseria que garantiza sus privilegios. Como dice ese documento esclarecedor llamado el Manifiesto Comunista sacado a la luz por allá en 1848. “La propiedad privada existe de tal manera que 9/10 partes de la sociedad no tengan nada”. Así ellos, los burgueses, los apatridas, se configuraron para truncar históricamente los sueños de nuestro pueblo.

Partíamos del elemento más catalizador en la militancia de un movimiento revolucionario que no es otro que su composición de clases, estos jóvenes eran en esencia los más genuinos hijos de las barriadas acarigueñas, por tal razón al identificar los enemigos históricos de nuestro pueblo los veíamos como a nuestros propios enemigos, pues en el rostro de nuestros padres de nuestros vecinos podíamos ver la lucha histórica de nuestro pueblo por la emancipación, éramos doctorados en la vida obrera de los barrios, magíster en sufrimiento humano lo habíamos visto casi todo unos mas otros menos. Solo que no sabíamos las raíces de aquellos aberrantes flagelos sociales, por ello no se nos hizo difícil convertirnos en unos militantes revolucionarios al elevar científicamente estos conocimientos propios de la observación de nuestra vida práctica.

Por esta razón la organización partidista debe: “Prestar especial atención a la composición social de sus filas y a los cambios que en ella se producen, debido a que considera como una necesidad que su composición social se corresponda con su condición de vanguardia organizada de la clase obrera y de fuerza dirigente de toda la sociedad, en las construcción del socialismo. Por tanto la composición social del partido debe ser fundamentalmente obrera” (1).

Al consultar a nuestro mentor político sobre este particular, nos decía que los obreros, el proletariado es la única clase verdaderamente revolucionaria, no por designios divinos si es que existen estos, ni por caprichos personales, sino porque los grupos a fines al proletariado van decantando a manera que el movimiento revolucionario va garantizando sus intereses, los únicos que para poder asegurar sus intereses deben transformar la sociedad por completo, son los obreros pues transformando la sociedad capitalista en una sociedad socialista es la única forma que estos pueden lograr su emancipación. No obstante un revolucionario esta por encima de los grupos sociales no pertenece a ninguno de estos, esta al servicio de los trabajadores, campesinos y grupos a fines, por lo expuesto se puede concluir que lo que verdaderamente determina la militancia revolucionaria son los principios a los cuales nos aferramos como revolucionarios apertrechados por los argumentos inmersos en la teoría revolucionaria. Que en nuestro caso consideramos que es el bolivarianismo de orientación marxista.

(1). De la resolución sobre la vida interna del Partido. Folleto el Militante comunista julio de 1978. PCC.

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