“...
trescientos años de calma, ¿no bastan?”
Simón
Bolívar. 3 de Julio de 1811
Nelson Escobar
En
una acto de gran significado donde la esperanza era la protagonista, los
militantes del PSUV, organizados en consejos comunales y representados en los
circuitos comunales como embrión del nuevo poder, daban una demostración de
cómo vienen transitando la senda bolivariana hacia el poder revolucionario, con
gran algarabía, haciendo alarde de una soltura de fresco viento, se deslizan por
los escollos del poder estatal burgués, cuál soplo ruge en la cara del viejo
estamento opresor, manejando las destrezas que caracterizan esas manos
creadoras que posee nuestro pueblo, sobre la base de esas dotes han empezado a
llenar de legitimidad un nuevo poder, enraizado en la participación popular y
las estructuras desarrolladas a partir de sus propios esfuerzos, construyendo
la Venezuela Bolivariana y el socialismo.
En
este escenario esos hijos del pueblo, que son maestros ambulantes nacidos de las
entrañas de nuestro pueblo amado, se confundían con la masa organizada que todo
lo puede, durante ese gran ejercicio diagnóstico, en el cual se median los
niveles de organización que ha alcanzado nuestro pueblo; esta organización se
da en el término de la comprensión del momento y la necesidad histórica, más
que por un impulso cual deseo rompe las barreras de los sentimientos y deviene
en vendaval, simulando la entrega de las masas a la lucha, “como una muchacha
que se entrega al amor con el alma liberada”(1); en un mero hecho de romanticismo. Esta
actividad es la respuesta inherente a la madurez política que ha alcanzado
nuestro pueblo, asumiendo que en el mundo son el poder opuesto a sus opresores,
agrupados en la reacción burguesa. “Dos poderes hay sobre la tierra, la fuerza
armada de la reacción y la masa desorganizada. Si ese poder lo organizamos, lo
que es potencia deviene en acto, lo que es posibilidad en realidad, lo que es
ley y necesidad deviene hecho contundente que barre todo lo que se cree firme.
Nada hay sólido, todo es castillo de naipes, sino se sustenta en la masa y
cuando esa masa habla todo se estremece, el orden comienza a temblar, las altas
cumbres se agachan, las estrellas tienen otro rumbo, porque las masas hacen y
pueden todo”. (2)
La
historia de nuestra patria ha dado muchos giros y sobre ellos ha emprendido su
desarrollo zigzagueante, los gobiernos dados a nuestra república venían
signados por el sello feroz de clases, pero en sentido opuesto a nuestro pueblo
es así como “los gobiernos pluripartidistas como los monopartidistas ejercidos
a partir de 1941 han sido de similar composición social, con promedio de la
burguesía, y como tales incapaces de traducir en beneficio del pueblo y la
nación venezolana el contenido democrático de la Constitución, que le han
servido de sustento jurídico y político”. (3)
Hoy
nuestro pueblo ha comprendido a carta cabal esas lecciones de nuestra rica
historia, movida por la lucha de clases, asimilando una a una todas las
enseñanzas de la lucha política, éste es el más profundo arsenal con que cuenta
la revolución bolivariana, un pueblo organizado que amenaza con convertirse en
vanguardia a través de del ejercicio de la voluntad popular, desarrollando una
organicidad y preparando el terreno para
el asalto al poder revolucionario, es esta la tarea más trascendental de
nuestro partido y de los revolucionarios y revolucionarias luchar junto a
nuestro pueblo a brazo partido para que esto suceda, constituyamos el nuevo
poder, marchemos juntos hacia el poder revolucionario, las energías renovadoras
de nuestro pueblo resplandecen derribado los muros al mismo tiempo que erigen
el nuevo estado comunal.
¡Comuna
o Nada!
Notas:
- Alí Primera, canción Sombrero Azul.
- Federico Engels.
- Fabricio Ojeda, Hacia El Poder Revolucionario. Pág. 115