viernes, 26 de octubre de 2012

LA UNIDAD



La unidad ha sido el elemento más trillado de la ideología burguesa, a lo largo de la historia a servido como medio para encubrir sus intereses de clase, dicen practicar la unidad y ciertamente así es, siempre y cuando esta no afecte sus interese económicos, el asunto de los intereses económicos constituye un principio inquebrantable para la unidad burguesa. Por tal razón siempre procuran la unidad bajo sus banderas, y garantizando sus posiciones de clase, hasta el punto de obviar el camino unitario ajeno a sus posiciones, defendiendo el termino de una manera vacía, apoyan lo que para ellos resulte inocuo y beneficioso, he allí otro principio burgués sine qua non para la unidad burguesa, sino hay beneficios para que la unidad. Los lazos en que esta se practica no deben ser eternos y procuran conservarse para si la capacidad de disolverlos, es por ello que en este sentido es valido decir que lo que ellos practican es la unidad transitoria y circunstancial; Propugnándole  a sus contrarios la conciliación en su terreno, la capitulación, es decir el apoyo a sus rastreros intereses, no es la unidad como medio de lucha, es la unidad conciliadora como forma de resignación la que ellos proponen a sus diferentes, en este orden de cosas los revolucionarios debemos ser intransigentes y discernir a la luz de los intereses económicos, políticos e ideológicos de la lucha de clases, entre la unidad revolucionaria para la lucha decidida por los grandes objetivos históricos de la revolución o la conciliación burguesa para la resignación, que termina convertida en chantaje cada vez que se avecina una batalla política, económica e ideológica, expresada en la disputa de clases históricamente.

La unidad revolucionaria es ajena a la resignación, a la capitulación y se encuentra distante del chantaje, esta unidad no es posible con elementos vacilantes, se da entre revolucionarios unidos por lazos ideológicos, signados por una doctrina revolucionaria, que generalmente es la doctrina del partido. Las disputa entre estas dos líneas unitarias a saber burguesa y proletaria hacen avanzar el movimiento revolucionario, lejos de debilitar fortalecen la cohesión, dinamizan el proceso revolucionario, elevan la lucha al terreno inimaginable en el marco de la conciliación o de la capitulación disfrazada de unidad. La unidad necesariamente debe ser liderada por el partido cuya línea sea la proletaria, esta debe contribuir al desarrollo de la revolución y al fortalecimiento del partido del cual esta ultima deviene como hija,  la unidad no nace de un conciliábulo revisionista y  el Partido  en este terreno no debe ser inerme, apacible y unánime ante la presión burguesa, expresada en la línea de la unidad como resignación, la del aguante; no queremos demostrar estoicismos estériles en este terreno, debemos tener claro que “el Partido se forja en medio de la lucha de clases de las masas y avanza en medio de la lucha interna entre dos líneas”(1), de ahí que su historia no puede ser entendida al margen de la línea roja que le imprime el proceso revolucionario y su prolongada y zigzagueante lucha contra la línea no proletaria que siempre se ha levantado, abierta o solapadamente, contra el pensamiento revolucionario. El partido debe imponer su criterio ante el conciliábulo burgués, en el partido se sintetizan todos los anhelos e intereses de la revolución, es en suma el conjunto de varias partes homogéneas, estrictamente unidas que forma un todo indivisible. La unidad del partido y sus simpatizantes debe darse en el terreno revolucionario y no como se nos ha hecho creer, pues con los explotadores no hay conciliación posible.

(1). Mariátegui.

¡Arriba y en la izquierda está el corazón!

¡Arriba y en la izquierda la unidad de la revolución!

Escrito por: Maestros Ambulantes.

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