jueves, 18 de octubre de 2012

LA SUBORDINACIÓN DEL INTERÉS INDIVIDUAL AL INTERÉS COLECTIVO

El Club de los Sin Camisa

“... trescientos años de calma, ¿no bastan?”
Simón Bolívar. 3 de Julio de 1811

Nelson Escobar
Sin pretender ser un científico social, pero consciente que para derrotar al capitalismo, es innegable reconocer, afrontar con entereza, firmeza y decisión la lucha de clase. Este reconocimiento nos lleva indudablemente a ubicar el enemigo principal de la Revolución Bolivariana, y este enemigo principal no es más que el imperialismo estadounidense, sería de Perogrullo afirmar, que la unidad de los revolucionarios y el pueblo es requisito indispensable para derrotarlo, consolidar a la vez la independencia y soberanía nacional. Llevar adelante esta inmensa tarea que nos dejaron nuestros libertadores y esta, conlleve a la edificación del socialismo. Necesita aún más de nuestros colosales esfuerzos donde está como objetivo esa Patria próspera de bienestar y felicidad que queremos.
¿Qué objetivos pueden existir hoy en un revolucionario o revolucionaria que sean superiores a los cinco grandes objetivos históricos propuestos en el programa de la Patria por nuestro líder Hugo Chávez? Independencia nacional, continuar construyendo el socialismo, convertir a Venezuela en un país potencia, una nueva geopolítica internacional y contribuir con la preservación de la vida en el planeta.
¿Qué necesitamos para ello? Un líder, un programa, un partido revolucionario y un pensamiento, y sobre todo, un pueblo consciente, organizado y movilizado. He allí el peligro que ve el imperialismo en el desarrollo de la Revolución Bolivariana.
En medio de este colosal esfuerzo (07 de octubre 2012) que liderizó el camarada Hugo Chávez junto al pueblo; obteniéndose en esta batalla, una victoria contra el imperialismo, una de tantas que debemos librar por la felicidad de la Patria, en este llamado que nos hace el líder a apoyar sus candidatos, debemos poner a prueba en lo concreto, nuestra DISCIPLINA Y COMBATIVIDAD.
Vacilar, asumir términos medios, no acatar la línea en éste preciso momento es ponerse al lado de la traición.
“Quien no sabe cumplir órdenes, no está en condiciones de impartirlas. Quien no se somete a la disciplina no puede exigirla a los demás. El dirigente debe ser disciplinado y respetuoso de las normas establecidas y saber exigir de los demás el cumplimiento con autoridad moral. Para ello tiene que comenzar por exigirse a sí mismo, el cumplimiento de sus deberes ganando el respeto de los subordinados sobre la base de su conducta ejemplar… Debe saber navegar contra la corriente. Cuando se percata que están en peligro; ni el halago, ni la compulsión, ni el beneficio personal deben apartarlo de la senda de los principios. En ocasiones por inmadurez del colectivo, se cae en sensiblerías atentatorias a las normas establecidas y es necesario que el dirigente acuda a sus reservas de principios revolucionarios para oponerse resueltamente a la vulneración de los mismos, aunque momentáneamente, no sea comprendido por la mayoría.
El dirigente se prueba cuando tiene que abandonar el camino fácil y trillado y orientarse por una nueva senda, no explorada aún, pero que es indispensable transitar para alcanzar la meta propuesta. Los éxitos no deben subírsele a la cabeza.
Por mucho que sea el esfuerzo individual, ningún éxito se debe exclusivamente a la actividad personal del dirigente, sino que son las masas con su acción colectiva, la que determina la coronación del triunfo logrado. No puede por tanto, envanecerse de los éxitos sino ubicarlos en el esfuerzo colectivo, sin el cual no es posible alcanzarlos.
Debe ganarse el respeto de sus subordinados y la confianza de sus superiores.
Las consignas se trazan para cumplirlas y frente a las dificultades debe luchar indoblegablemente para su cumplimiento en tiempo y forma. Con ello ganará autoridad ante la masa y fe en su capacidad por parte de los organismos superiores…”(1).

1. El trabajo de dirección en el socialismo, antecedentes y enfoques actuales.
Díaz Borrego Orlando,
Editorial Ciencias Sociales
La Habana Cuba, 2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario