jueves, 19 de julio de 2012

Los muchachos y la militancia (PARTE 3)

En las organizaciones la gente viene y va, unos se quedan, otros se van, y llegan nuevos, los que se van nos dejan enseñanzas, solía decirnos el camarada Bigote. Ciertamente ese proceso es así llena de vitalidad la organización renueva sus fuerzas, da forma y consistencia a sus músculos haciendo que tome cuerpo saludable, pues  nunca se debe detener este proceso sencillamente es el metabolismo propio de la organización, regulado por una política y una practica social, fundamentadas en una teoría revolucionaria.

Proseguía el camarada Bigote en aquella noche de un buen martes bajo cielo acarigueño desbordado de estrellas, que cobijaban los sueños de aquellos jóvenes, en medio de una amena conversación, llena de tretas y con una jocosidad insuperable, era la juventud quien en esas noches calurosas y en medio de café con galletas servidos por la compañera de vida del camarada, se reunían martes a martes en la casa de éste.

Decía  el camarada: Mao Tse-Tung comparaba la organización con la fisiología del cuerpo humano en cuanto a la alimentación, incorporamos diversos tipos de alimentos a nuestro sistema digestivo, para la nutrición de nuestro organismo y este a través de un complejo mecanismo enzimático comienza un proceso donde absorbe los nutrientes e incorpora estos a nuestros músculos fortaleciendo así el  organismo, a la vez que va desechando las sustancias que no pueden ser asimiladas producto del metabolismo humano, hasta completar un gran proceso de depuración en torno a la alimentación, pues así suelen ser las organizaciones en los procesos sociales. Los allí presentes nos sorprendía esa peculiar forma de filosofar, unos prestaban mayor atención otros la prestaban en menor medida, los mas comelones aprovechaban la dinámica propia de la conversación para dejar sin galletas a los que entretenidos en la conversación restaban importancia a estas. Era un asunto de paciencia, pues formar cuadros para la militancia en una sociedad como la nuestra no es tarea fácil, solo se puede lograr con un esfuerzo tenaz, vencer las trabas ideológicas impuestas por la cultura capitalista no es un asunto de pocos días, la espontaneidad es la etapa embrionaria de la lucha conciente decía Lenin, En su obra El Que Hacer.

Lograr que la gente milite como decíamos en el encabezado de la parte dos de este artículo publicado el jueves pasado. “Militar, militar con las ideas, esa es la expresión mas concreta de la visión de un cuadro revolucionario, bien, aferrarse a ellas es algo concreto es jugarse la vida y todo el accionar en torno a estas, ya es sabido que los hombres giran en torno a las grandes ideas y no como se suele pensar algunas veces que son los grandes hombres que giran en torno a las ideas haciendo estas grandes”. Solo puede ser posible con un gran sentido de cuerpo, de organización. Una organización de vanguardia que ante todo ponga los principios como coraza revolucionaria, como chaleco moral, solo así estará en condición de resistir a los embates propios del capitalismo, acumular fuerzas y dar el gran salto pasando a la ofensiva definitiva. Donde las masas verán en esta un instrumento para transformar la sociedad capitalista que tanto las agobia.

La estructura social capitalista con todo su andamiaje, modula la conducta de sus miembros moldeando así su pensamiento, la organización es la única capaz de lograr romper con el molde impuesto por la sociedad capitalista, a través de un proceso educativo enmarcado en la gran propuesta revolucionaria, sintetizada en los grandes principios revolucionarios que dichos miembros deben hacer suyos para poder pasar a ser verdaderos militantes de vanguardia. De lo contrario serán descartados por el metabolismo propio de la organización al cual hacíamos referencia anteriormente.

La asimilación de los principios recogidos en la propuesta de la organización revolucionaria, por parte de los militantes no es  un proceso lineal tiene sus zigzag,  sobre esto un joven de aquella incipiente militancia pregunto al camarada Escobar. ¿Por qué los niveles de desarrollo no eran unísonos? A lo que este respondió que esto dependía de los niveles de agitación de nuestros militantes, que unos asimilaban de forma mas acelerada los sueños, los principios y por ende propendían a preocuparse por desarrollar mayores niveles de conciencia en la organización. Pues desde el punto de vista  revolucionario esto le parecía correcto a aquel joven. Decía el camarada Mao, sobre este desarrollo que la organización debe apoyarse en los sectores más avanzados para ayudar a los menos avanzados y de esta forma estos dos buscar a los que por alguna razón estaban rezagados de esta manera palabras mas palabras menos reflexionaba el camarada Mao en ente aspecto. Dejando claro que el aparato revolucionario debe aprovechar al máximo sus capacidades en función de organizar la resistencia al mismo tiempo que se acumulan fuerzas para así pasar a la ofensiva definitiva  acordada en la organización revolucionaria rumbo a la toma del poder.

FUENTE:
http://www.elregional.net.ve/opinion/articulo/37384/nelson-escobar-el-club-de-los-sin-camisa

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