"La
juventud ha de ir a lo que nace, a crear, a levantar a los
pueblos vírgenes, y no estarse pegada a las faldas de la ciudad
como niñotes que no quieren dejarle a la madre el seno." José Martí.
pueblos vírgenes, y no estarse pegada a las faldas de la ciudad
como niñotes que no quieren dejarle a la madre el seno." José Martí.
El
reto formativo que se impone a la juventud venezolana en los actuales
momentos es de vastas proporciones, por un lado representan la
continuidad de la integración, vista como premisa necesaria para
lograr la unidad de los pueblos de América Latina; superando
así las contradicciones de clases que sobre el marco de la
integración quedan abiertas. Por eso los pueblos ven en ellos la
unidad hecha carne, por el otro,
la lucha en el que hasta ahora es un país capitalista se hace
compleja y desigual en los momentos donde la dispersión ideológica
es una constante del proceso bolivariano;
en tal sentido se ha llegado a afirmar desde los altos mandos de la
dirección del Partido
a nivel nacional que: “El
socialismo florecerá primero en la clase media porque esta goza de
mayor poder adquisitivo y tiene más niveles educativos.”
Estamos persuadidos que si consultáramos a Mafalda sobre esto
respondería sorprendida: “Caray
y hasta hace poco se pensaba que el proletariado y el campesinado
eran las clases de vanguardia para la construcción del socialismo.”
Así
de compleja es la situación para la juventud venezolana, esta deberá
echarle mano al ímpetu bolivariano para avanzar y no dejar que las
rodillas de nuestro pueblo toquen el suelo por causa del dolor y el
sufrimiento de ver su dignidad mancillada. Ahora veamos en qué
consiste el ímpetu bolivariano tarea urgente de la juventud
venezolana. El
ímpetu bolivariano debe estar formado por nuestro patriotismo, por
la concepción internacionalista de Bolívar, por la abnegación y el
profundo honor que reposa en un joven que encarna el ideal
revolucionario de Bolívar como senda luminaria, orientada por la
formación y organización del Marxismo-Leninismo.
Esta
visión del ímpetu bolivariano amerita una conducta revolucionaria
donde el cuadro debe sentir profunda vergüenza con la ausencia de la
dignidad y el honor, pues estas dos virtudes serán su código moral,
llegando a preferir su honor más que a su propia vida tal cual lo
enseñara Bolívar durante su gesta libertaria, como que queda
recogido en aquella estrofa del Himno Boliviano cuando dice “Morir
Antes que Esclavos Vivir.”
Entendiéndose que hay un sentimiento humano poderoso al cual debemos
apelar los revolucionarios para instigar la formación de una
conducta revolucionaria, “(El sentido de la vergüenza lo
tienen todos.) El que lo pierda, quedará desahuciado.” (1) Es allí
donde debemos trabajar sobre nuestros cuadros apelando de forma
incesante a este sentimiento, aflorando los errores de los mismos
ante la organización, ejercer la crítica solidaria, combatiendo la
alcahuetería sobre estos, que por inmadurez o amiguismos estériles
pasan desapercibidos en la organización. Esta política
revolucionaria no debe ser juzgada de forma ramplona por alguno
camaradas que en su condición de dirigentes y haciendo alarde de
sus su soberbia llegan al punto máximo de la insolencia llegando a
calificarla de intriga y a quienes la propician de intrigantes de
oficio. Por el contrario esta política es la más justa y en ella
debe descansar la conducta revolucionaria bajo una estricta
vigilancia colectiva como muestra y señal de amor al prójimo ya lo
decía José Martí criticar es amar. Ante estos planteamientos los
revolucionarios debemos decir con toda honestidad. “¡Bienvenida
sea la vergüenza!, ¡Bienvenida sea la pena si sabemos convertir la
vergüenza en fuerza, si sabemos convertir la vergüenza en espíritu
de trabajo, si sabemos convertir la vergüenza en dignidad, si
sabemos convertir la vergüenza en moral!”(2)
Los revolucionarios
debemos apelar cuando sea necesario, al sentido del honor y de la
dignidad del hombre, del pueblo. Los pueblos han sido capaces de
realizar hechos extraordinarios impulsados por ese sentido del honor,
de la dignidad y de la vergüenza, sentimientos que hacen a los
combatientes, a los buenos soldados en la guerra y a los buenos
guerrilleros en la lucha. Ese sentimiento que hace que el hombre
sepa apreciar más su honor que su vida, por lo tanto junto a Fidel
lo creemos como decisivo en la conducta del hombre y el único
resorte al que los dirigentes deben apelar incesantemente.
1.Mao Tse-Tung.
Critica a las Reaccionarias ideas de LIANG SHU-MING. O.E. Tomo. V
2.Discurso
pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del
Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del
Gobierno Revolucionario, en la concentración conmemorativa del XVII
aniversario del asalto al cuartel Moncada, efectuada en la Plaza de
la Revolución, el 26 de julio de 1970.
Escrito Por:
Eliezer Mora.
Equipo
de Redacción: Ana Miliani, Olga
Espinoza, Alexander Escobar, Willi Jiménez, Mónica Barahona, Jorge
Bonilla, Dulce Camacaro, Martin Giménez, Simón Alí Bonilla,
Segovia Daniel, Edgar Castro, Miguel Balustren, Miguel González,
Anyelo Cruces.
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