viernes, 7 de septiembre de 2012

LA CIUDAD ROBINSONIANA (PARTE III)

El Club de los Sin Camisa

“... trescientos años de calma, ¿no bastan?”
Simón Bolívar. 3 de Julio de 1811

Nelson Escobar

Construir una ciudad que rompa los esquemas culturales en todos los sentidos pasa, por dejar atrás esa visión del imperio español de por sí. En primer lugar, ese carácter agresivo como fueron “fundadas” en nuestro territorio, con esa carga de sentimientos de avaricia, de ansias de riquezas, impuesta su “fundación” por la vía de las armas y la codicia; unas ciudades donde se impuso la agresividad de una clase dominante y refleja aun su planificación antidemocrática, donde todos los servicios no por casualidad circundaban el poder dominante. Desde el centro de una plaza de origen imperial (español) donde maltrataron siempre a nuestro pueblo, recordemos a Gual y España y donde convirtieron a nuestro Libertador en una figura de mármol inalcanzable.

En el este de las ciudades no por casualidad vive la clase dominante, esta es una carga cultural planificada de manera intencional; arrinconaron a la mayoría a los cordones de miseria y no por casualidad las empujaron hacia el oeste, al otro extremo, que dibujan las diferencias entre dominantes y dominados.

Ahora bien, culturalmente se concibe que en el oeste de las ciudades, en su norte y sur no existe la belleza, no practican la higiene y la armonía con el ambiente, pues la “chusma” no entiende de ello. Así, con esa diferencia de clase, se originaron nuestras ciudades, por ello, si nos proponemos construir una nueva sociedad donde la participación y el protagonismo sea lo fundamental y su desarrollo económico, su aspecto principal para definir la propiedad de los medios de producción, las ciudades deben ser construidas, “refundadas” por el pueblo, allí donde se acumula esa comunidad de saberes de las mayorías, están las herramientas para que los espacios sean reconfortables y creados por la gente, con el apoyo de quienes estamos al frente por mandato y elección de ese pueblo, de esa mayoría. ¿Usted reconoce que para la realización de un parque se le ha consultado a los niños y a las niñas? ¿A su comunidad? Por ello es hoy, difícil ver los espacios para la recreación utilizados por el pueblo pues ni se les consulta y mucho menos tienen un rol protagónico. Se ejerce el poder por decreto y la visión de la ciudad es unilateral.

Una Ciudad Comunal requiere de participación, requiere de la visión de vivir en comunión aunque parezca redundar.

La Ciudad Comunal robinsoniana, debe tener en su construcción el carácter democrático para vivir bien y en armonía, con su ambiente, sería un espacio para la formación ciudadana, la ciudad sería una escuela de “moral y luces”, como lo señaló siempre nuestro Simón Rodríguez, aquí empezaríamos a diferenciarnos con su origen y su carácter ayer y hoy de una ciudad imperial y enajenante.

Continuará…

“Pienso que si cambian las relaciones humanas, vas a lograr indefectiblemente un mejor tipo de ciudad.”

Farruco Sesto
Libro: “Salto al Futuro”
Ediciones Piedra Papel o Tijera

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